Características conductuales de un grupo
¿Te gustaría saber cómo mejorar el comportamiento y el resultado de tu grupo o equipo de trabajo? Si has respondido que sí, entonces este artículo es para ti. En él, te voy a explicar qué son las características conductuales de los grupos, y cómo influyen en su funcionamiento y su eficacia.
¿Qué son las características conductuales de los grupos?
Las características conductuales son las formas de actuar y de relacionarse que tienen los miembros de un grupo o equipo. Estas características influyen en el funcionamiento y el resultado del grupo, por lo que es importante conocerlas y gestionarlas adecuadamente.
¿Cuáles son las características conductuales más importantes de los grupos?
Las características conductuales o de tipo comportamiento de un grupo son dos; por una lado las normas y por el otro la cohesión.
A continuación, te voy a hablar más a detalle de cada una de las 2 características conductuales que afectan a los grupos.
1. Las normas como características conductuales
Si trabajas en equipo, seguro que has notado que hay ciertas reglas no escritas que todos siguen. Por ejemplo, cómo vestirse, cómo hablar con el jefe, cómo resolver los conflictos, etc. Estas reglas se llaman normas, y son fundamentales para que los grupos funcionen bien.
Las normas son los estándares de conducta que comparten los miembros de un grupo. Son como un código secreto que les ayuda a entenderse, a coordinarse y a regularse. Sin normas, cada uno haría lo que le diera la gana, y el grupo sería un caos.
Las normas también sirven para reducir la incertidumbre y la ansiedad. Cuando entras a formar parte de un grupo nuevo, las normas te orientan sobre lo que se espera de ti y lo que puedes esperar de los demás. Así te sientes más seguro y confiado.
¿Cómo se forman las normas?
Las normas no surgen de la nada ni por arte de magia. Se crean a partir de la interacción entre los miembros del grupo. A continuación, te voy a hablar sobre un ejemplo del proceso de creación de las normas en un grupo:
- Paso 1: Los miembros del grupo se reúnen. Este es el punto de partida para la formación de las normas. Cuando un grupo se forma, sus miembros se conocen y empiezan a interactuar.
- Paso 2: Los miembros observan la conducta de los demás para determinar lo que es apropiado. En este paso, los miembros del grupo se fijan en cómo se comportan los demás, y evalúan si ese comportamiento es aceptable o no.
- Paso 3: Los miembros deciden si alguna experiencia anterior contribuiría a tener comportamientos efectivos. En este paso, los miembros del grupo recurren a sus conocimientos previos para orientar su conducta. Pueden traer consigo normas que aprendieron en otros grupos, o que consideran válidas para la situación.
- Paso 4: Los miembros están de acuerdo o en desacuerdo con el comportamiento. En este paso, los miembros del grupo expresan su conformidad o su disconformidad con el comportamiento observado o propuesto. Pueden hacerlo de forma explícita o implícita, verbal o no verbal. Por ejemplo, si alguien hace una sugerencia y los demás la apoyan o la rechazan, o si alguien se salta una norma y los demás le aplauden o le critican.
- Paso 5: Se establece o se sugiere la norma. En este paso, el grupo llega a un acuerdo sobre el comportamiento que se espera de sus miembros. La norma puede ser explícita o implícita, formal o informal, escrita o verbal. Por ejemplo, el grupo puede establecer una norma de puntualidad, de respeto, de colaboración, de innovación, etc.
¿Cómo afectan las normas al comportamiento de los grupos?
Las normas tienen un gran poder sobre el comportamiento de los grupos, porque influyen en la forma de pensar y actuar de cada individuo. Cuando las normas son claras y coherentes, ayudan a crear un ambiente de confianza, colaboración y creatividad. Cuando las normas son confusas o contradictorias, generan un clima de tensión, conflicto y frustración.
Como puedes ver, las normas tienen un gran impacto en el comportamiento de los grupos, tanto para bien como para mal. A continuación, te voy a hablar sobre algunos ejemplos de las implicaciones positivas y negativas que pueden llegar a tener las normas dentro de un grupo:
- Las normas pueden favorecer la cohesión y la identidad del grupo, al crear un sentimiento de pertenencia y de orgullo. Los miembros se sienten más unidos y comprometidos con el grupo y sus objetivos.
- Las normas pueden mejorar el rendimiento y la eficacia del grupo, al facilitar la coordinación y la comunicación. Los miembros saben lo que tienen que hacer y cómo hacerlo, y evitan los conflictos y las confusiones.
- Las normas pueden fomentar la innovación y la creatividad del grupo, al estimular la diversidad y la participación. Los miembros se atreven a aportar ideas nuevas y diferentes, y se escuchan y se respetan entre sí.
- Las normas pueden limitar el desarrollo y el aprendizaje del grupo, al generar conformismo y resistencia al cambio. Los miembros se acostumbran a hacer las cosas de la misma manera, y rechazan las propuestas que rompen con lo establecido.
- Las normas pueden perjudicar la salud y el bienestar del grupo, al provocar estrés y frustración. Los miembros se sienten presionados y controlados por el grupo, y no pueden expresar sus opiniones y emociones.
¿Cómo saber si las normas de tu grupo son positivas o negativas?
Depende de si apoyan o no los objetivos que quieres lograr. Por ejemplo, si quieres que tu grupo sea más innovador, necesitas normas que fomenten la participación, la diversidad y la experimentación. Si quieres que tu grupo sea más eficiente, necesitas normas que promuevan la coordinación, la responsabilidad y la calidad.
Como puedes ver, las normas pueden ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Por eso, como administrador o como miembro de un grupo, debes estar atento al contenido y a la dirección de las normas, así como al grado de conformidad hacia ellas. Si las normas son adecuadas, debes reforzarlas y respetarlas. Si las normas son inadecuadas, debes modificarlas o cuestionarlas.
Pero cuidado, no siempre es fácil cambiar las normas de un grupo. A veces, las normas son tan fuertes que se resisten al cambio, y castigan a quien se atreve a desafiarlas. Es lo que ocurre en algunas situaciones laborales, donde quien trabaja más rápido o más lento de lo que el grupo espera, recibe burlas o aislamiento. Estas personas sufren la presión del grupo para adaptarse al ritmo que marca la norma sobre el esfuerzo de producción.
Por eso, si quieres cambiar las normas de tu grupo, debes hacerlo con inteligencia y estrategia. Debes identificar las normas que te benefician y las que te perjudican, y buscar aliados que te apoyen en tu propósito. Debes comunicar los beneficios del cambio, y mostrar ejemplos de éxito. Y debes estar preparado para enfrentarte a la resistencia, y superar los obstáculos.
2. La cohesión como característica conductual de los grupos
Si trabajas en equipo, seguro que has notado que hay un vínculo especial que te une con tus compañeros. Ese vínculo se llama cohesión, y es el grado en que los miembros de un grupo quieren estar juntos y se sienten motivados para pertenecer en el grupo.
La cohesión es una de las propiedades más importantes de los grupos, ya que tiene muchos beneficios potenciales. Por eso, muchos administradores y empresas intentan crear equipos cohesivos, que funcionen como una familia. Pero, ¿cómo se logra la cohesión? Y, ¿qué efectos tiene en el grupo?
¿Cómo se forma y se mantiene la cohesión?
La cohesión no se consigue de la noche a la mañana ni por casualidad. Se construye a partir de la interacción entre los miembros del grupo. Hay varios factores que pueden favorecer o dificultar este proceso:
- La atracción interpersonal: Es el factor más importante y consistente para generar cohesión. Se refiere al grado en que los miembros del grupo se gustan, se respetan y se aprecian entre sí. Cuando hay atracción interpersonal, los miembros se sienten más cómodos y felices en el grupo, y tienen más sentido de pertenencia.
- El rendimiento y el éxito del grupo: Es otro factor que puede influir en la cohesión, aunque no siempre de forma clara. Se refiere al grado en que el grupo cumple sus objetivos y logra sus metas. Cuando hay un historial de alto rendimiento y éxito, los miembros se sienten más orgullosos y satisfechos del grupo, y tienen más confianza en sus capacidades.
- La competencia con otros grupos: Es un factor que puede tener un efecto positivo o negativo en la cohesión, dependiendo de la situación. Se refiere al grado en que el grupo se enfrenta o se compara con otros grupos externos. Cuando hay competencia, los miembros pueden sentir más unión y solidaridad con el grupo, y tener más compromiso con sus intereses. Pero también pueden sentir más presión y estrés, y tener más conflictos internos.
¿Cómo afecta la cohesión al comportamiento de los grupos?
La cohesión tiene un gran impacto en el comportamiento de los grupos, tanto para bien como para mal. Veamos algunos ejemplos:
- La cohesión puede mejorar la comunicación y la colaboración del grupo, al facilitar el intercambio de información y opiniones. Los miembros se escuchan y se ayudan más entre sí, y se coordinan mejor para realizar las tareas.
- La cohesión puede aumentar la conformidad y la influencia del grupo, al reforzar las normas y los valores compartidos. Los miembros se adaptan más al grupo y siguen sus estándares, y se sienten más responsables por sus acciones.
- La cohesión puede potenciar la eficacia y la satisfacción del grupo, al incrementar el rendimiento y el bienestar. Los miembros se esfuerzan más por alcanzar los objetivos y las metas del grupo, y se sienten más contentos y motivados.
- La cohesión puede reducir la diversidad y la creatividad del grupo, al generar uniformidad y resistencia al cambio. Los miembros se cierran más al grupo y evitan las ideas y las propuestas diferentes, y se quedan estancados en lo conocido.
¿Por qué es importante que conozcas estas 2 características?
Así pues, conocer las características conductuales de los grupos te puede ayudar a mejorar el comportamiento de tu grupo o equipo, y a obtener mejores resultados. Por ejemplo, puedes usar las normas para establecer estándares de calidad, fomentar la colaboración, o resolver los conflictos. También puedes usar la cohesión para mejorar la comunicación, reforzar la identidad, o potenciar la eficacia.
Pero cuidado, no todo es positivo. También hay que tener en cuenta los posibles efectos negativos de estos dos rasgos. Por ejemplo, las normas pueden generar conformismo, resistencia al cambio, o presión grupal. La cohesión puede reducir la diversidad, la creatividad, o la ética.
Por eso, es importante encontrar un equilibrio entre las normas y la cohesión, y adaptarlas a las circunstancias y las necesidades de tu grupo. Para ello, puedes seguir estos pasos:
- Identificar el problema: Reconoce qué norma o nivel de cohesión está causando el problema, y cómo está afectando al grupo.
- Analizar el origen: Comprende por qué se ha generado esa norma o nivel de cohesión, y qué función tiene.
- Buscar alternativas: Propone otras opciones que puedan equilibrar o moderar la norma o la cohesión, y que sean más beneficiosas para el grupo.
- Implementar el cambio: Aplica la nueva opción, y evalúa sus resultados. Cuenta con el consenso y la participación de todos los miembros del grupo, y comunica claramente los objetivos y las expectativas del cambio.